Puedes reducir la humedad en casa sin gastar dinero mejorando la ventilación, controlando las actividades que generan humedad y aumentando la circulación del aire.
Mejora la ventilación
Enciende los extractores de aire de la cocina y el baño durante y hasta 30 minutos después de cocinar o ducharte para expulsar el aire húmedo al exterior.
Abre las ventanas y las puertas interiores para crear ventilación cruzada, pero solo cuando el aire exterior esté fresco y seco (como por la mañana temprano o por la noche), para reemplazar el aire húmedo del interior con aire fresco del exterior.
Controla las fuentes de humedad
Toma duchas más cortas y con agua menos caliente para producir menos vapor.
Cubre las ollas con tapas al cocinar para atrapar el vapor o considera usar el microondas con más frecuencia.
Aumenta la circulación del aire
Usa ventiladores de techo o portátiles para mantener el aire en movimiento por toda la casa, lo que ayuda a evitar que el aire húmedo se acumule en las esquinas y facilita la evaporación de la humedad.
Mantén las puertas interiores abiertas tanto como sea posible para que el aire circule libremente entre las habitaciones y ayude a igualar los niveles de humedad.
Aleja los muebles de las esquinas de las paredes para favorecer la circulación del aire y el calor, evitando la acumulación de aire estancado y húmedo.
Para problemas persistentes, considera colocar recipientes con sal de roca o bicarbonato de sodio en áreas pequeñas y húmedas, como los armarios, para absorber la humedad de forma natural. También puedes asegurarte de que las canaletas estén limpias y que los bajantes dirijan el agua lejos de los cimientos para evitar que la humedad exterior se filtre.


