Piensa en la última vez que alguien realmente te escuchó. Se sintió bien, ¿verdad? Ser un buen oyente es más que simplemente quedarse callado mientras la otra persona habla: se trata de interactuar con ella, comprender su perspectiva y responder de manera reflexiva. Aquí hay tres formas sencillas en las que puede mejorar sus habilidades auditivas y hacer que sus conversaciones cuenten.

Manténgase presente y atento

Uno de los aspectos fundamentales de una buena escucha es estar plenamente presente. Esto significa dejar de lado distracciones como los teléfonos inteligentes o incluso tus propios pensamientos dispersos. Concéntrese en el orador, mantenga contacto visual y demuestre que está comprometido.

Retener juicios o soluciones inmediatas

A menudo, cuando alguien comparte un problema o una historia, la reacción instintiva es ofrecer inmediatamente un consejo o una solución. Sin embargo, escuchar verdaderamente requiere paciencia y moderación. Permita que el orador termine sus pensamientos sin interrumpirlo. Al no sacar conclusiones precipitadas, les das el espacio para expresarse plenamente.

Reflexiona y aclara Para demostrar que estás genuinamente comprometido, practica la escucha activa. Esto implica resumir lo que ha escuchado y hacer preguntas aclaratorias. Por ejemplo, podría decir: “Parece que estás diciendo… ¿Es así?”. Esto no sólo le ayudará a confirmar su comprensión, sino que también le mostrará al orador que su mensaje es importante para usted.

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