Alcanza la felicidad y paz interior usando una antigua práctica hawaiana: Ho’oponopono

Durante siglos, los nativos hawaianos han considerado la salud de manera holística, abarcando no solo los aspectos físicos sino también los psicológicos, espirituales y emocionales. Este sistema se llama “Huna” y tiene un concepto central de “pono”, que esencialmente significa “correcto”, no como moralmente correcto, sino como estar en sintonía con la naturaleza, otras personas y uno mismo.

Pono es sentir un profundo respeto por todo y por todos y, con ello, un profundo sentido de respeto por uno mismo.

Para los antiguos hawaianos, estar pono no era un estado ocasional; se consideraba una necesidad diaria para la salud y el bienestar. Cuando ese sentimiento se desequilibraba, tomaban medidas para restablecer el equilibrio con ho‘oponopono.

Aloha, Angst

Si bien el proceso se considera una práctica de “perdón”, ho‘oponopono trasciende el concepto occidental de esa palabra.

No es un proceso único de “superar” lo que te causó dolor para poder sentirte un poco mejor. No se trata de dejar que quien te haya hecho daño se salga con la suya y de eliminar el juicio. Es una forma de vida.

Las palabras del mantra son simples, pero cuando comprometes activamente su significado en tu conciencia, se convierten en un medio de profunda reconciliación:

Te amo
Lo siento
Por favor, perdóname
Gracias

El amigo que me enseñó este mantra me dijo que no era necesariamente específico para ningún individuo. Estos sentimientos pueden limpiar el bagaje emocional de tus antepasados ​​hasta el día de hoy, con los demás y contigo mismo.

La idea no es absolver las malas acciones porque los humanos cometemos errores y lastimamos a los demás. Se trata de realinearte continuamente con tus valores para que puedas conectarte con lo que importa, desconectarte de lo que y de quién drena tu energía y vitalidad, y recuperar el equilibrio y la armonía.

La belleza del ho’oponopono para mí iba más allá del simple perdón. Elegir centrarme en pensamientos edificantes en lugar de la autorecriminación, la ira y la vergüenza me permitió soltar y seguir adelante en la gracia de un estado aloha.