Steve Siegle, Psy.D., L.P.C. / mayoclinichealthsystem.org
La bondad es mucho más que un acto; es una forma de ser. Consiste en desarrollar un espíritu servicial, actuar con generosidad y consideración, y hacerlo sin esperar nada a cambio.
En lugar de verla exclusivamente como una acción, piensa en la bondad como una cualidad que puedes cultivar. Ser amable suele ser sencillo, gratuito y beneficioso para la salud.
Es bueno para el cuerpo
Se ha demostrado que la bondad aumenta la autoestima, la empatía y la compasión, y mejora el estado de ánimo. Puede reducir la presión arterial y el cortisol, una hormona directamente relacionada con los niveles de estrés. Las personas que se entregan de forma equilibrada también tienden a ser más sanas y a vivir más.
La bondad puede aumentar tu sentido de conexión con los demás, disminuir la soledad, combatir el bajo estado de ánimo y mejorar las relaciones. También puede ser contagiosa, animando a otros a sumarse a sus propias acciones generosas.
Buscar maneras de mostrar bondad puede darte algo en qué concentrarte, especialmente si te sientes ansioso o estresado en ciertas situaciones sociales.
Es bueno para la mente
Fisiológicamente, la amabilidad puede cambiar positivamente tu cerebro al aumentar los niveles de serotonina y dopamina. Estos neurotransmisores producen sensaciones de satisfacción y bienestar, y activan los centros de placer y recompensa del cerebro. Las endorfinas, el analgésico natural del cuerpo, también pueden liberarse al mostrar amabilidad.

Sé amable contigo mismo
Al compartir amabilidad, no se trata solo de cómo tratas a los demás, sino también de cómo extiendes esos mismos comportamientos e intenciones a ti mismo. Creo que puedes ser más amable en tu diálogo interno y practicar la gratitud.
Las personas son buenas para castigarse verbalmente, lo cual no funciona como una charla motivadora. Más bien, la negatividad a menudo te descontrola e incluso puede crear un círculo vicioso de autodesprecio constante. No le hablarías a tu vecino como a veces te hablas a ti mismo. Esto es lo que yo llamo la política del buen vecino, que puede ser útil. Si no se lo dirías a tu buen vecino, no se lo digas a ti mismo.
¡Actúa!
Empieza el día con esta pregunta: “¿Cómo voy a practicar la amabilidad hoy?”. Como tarea, he invitado a algunos pacientes a prestar atención y documentar periódicamente sus muestras de amabilidad hacia los demás, y especialmente hacia sí mismos, durante el día. Este enfoque positivo es como plantar semillas positivas en el jardín de tu mente. Donde se concentra la atención, fluye la energía.
Steve Siegle es consejero profesional con licencia en Psiquiatría y Psicología en Menomonie, Wisconsin.