El concepto de “hijo de mamá”, en su acepción cultural, va más allá de un hijo cariñoso y atento. Se refiere a un hombre emocionalmente inmaduro cuyo vínculo con su madre invade todos los ámbitos de su vida, hasta el punto de convertir lo que debería ser una relación de pareja íntima en una dinámica de tres.
5 señales de que la dinámica madre-hijo está afectando tu relación
- Comparaciones constantes con su madre. Si te comparan regularmente con "cómo lo hace mamá", se crea un estándar injusto y se erosiona tu autoestima como su pareja.
- Él recurre a ella, antes que a ti, en busca de apoyo emocional. La intimidad crece cuando las parejas se apoyan mutuamente. Si su madre es su principal confidente, tu conexión puede verse relegada.
- Se comparten con ella detalles privados de la relación. Cuando la relación se convierte en un "asunto de tres", la seguridad emocional y la confidencialidad comienzan a deteriorarse.
- Las decisiones básicas requieren su opinión. Las relaciones de pareja adultas prosperan cuando las decisiones se toman en conjunto. La constante intervención de los padres indica límites débiles y una individuación incompleta.
- Le cuesta decir "no". Los límites razonables (visitas inesperadas, planes de vacaciones, decisiones sobre la crianza de los hijos) se ignoran habitualmente para evitar decepcionar a su madre.
Qué puedes hacer, empezando ahora:
- Expresa tus sentimientos. Intenta decir: "Me siento relegada cuando nuestros planes cambian después de que tu madre da su opinión".
- Establezcan límites juntos. Acuerden pautas: "Decidimos los planes de vacaciones entre nosotros primero y luego los compartimos con la familia".
- Fomenta la toma de decisiones independiente. Reconoce y refuerza cuando toma decisiones sin la intervención de sus padres.
- Protege la intimidad de la relación. Mantén los detalles delicados dentro de la pareja, a menos que ambos acuerden compartirlos.
- Considera la terapia de pareja. Los patrones arraigados se benefician del apoyo de un experto y de un espacio neutral.


