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Una familia colombiana nombró a su hija recién nacida “Chat Yipiti” en honor al programa de inteligencia artificial ChatGPT. A pesar del nombre inusual, la niña fue registrada sin objeciones en la Registraduría Nacional de la localidad de Cereté.

Según medios locales, los padres de Chat Yipiti Bastidas Guerra afirmaron que eligieron el nombre como un “homenaje” a la era de la inteligencia artificial.

Esto ha generado diversas reacciones en redes sociales, ya que muchos discrepan con la decisión de los padres, sin saber qué consecuencias podría tener en el futuro.

Este caso no es único. Colombia tiene un historial de registros oficiales de nombres poco convencionales, desde aquellos inspirados en estrellas del deporte, el cine y la música como “Maicol Yordan” y “Brayan Spears”, que han generado controversia.

La Registraduría Nacional ha intervenido en el pasado para prohibir nombres como “Miperro” o “Satanás”, ya que, según afirma, violan claramente la dignidad de una persona.

En Colombia, si bien la ley no especifica una lista de nombres prohibidos, otorga a los funcionarios de la Registraduría Nacional del Estado Civil la facultad de denegar el registro si consideran que un nombre podría perjudicar la dignidad o la reputación de un niño.

“Existe jurisprudencia que establece que un registrador puede negarse a registrar nombres que resulten de combinaciones fonéticas o gramaticales que sugieran palabras obscenas, que demuestren claramente una intención de burlarse del niño o que sean tan extravagantes que puedan exponerlo a un trato discriminatorio o degradante”, declaró el abogado de Bogotá, José Francisco Guerra.

En toda Latinoamérica, es común encontrar variaciones en los nombres de estrellas de Hollywood o personajes de películas de culto. Se han registrado nombres como “Yeison” (Jasón) e incluso “Stallone”, en honor a Sylvester Stallone.

La fonética española a menudo altera la ortografía de los nombres extranjeros, creando combinaciones únicas. En Brasil, los nombres de personajes de telenovelas son comunes, a menudo tan ingeniosos como las series que los inspiran.

En el pasado, se han registrado niños con nombres como “Mozart” y “Facebook”, e incluso con nombres de cantantes, productos, grupos musicales o figuras históricas.

Sin embargo, expertos en psicología infantil y sociología han expresado su preocupación. Un nombre inusual o que incite a las bromas puede exponer a un niño al ridículo y afectar su autoestima y bienestar emocional.

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