Probablemente lavarte el pelo no sea algo en lo que hayas pensado mucho durante años. Claro, quizá investigaste un poco al elegir tu champú y acondicionador. Pero probablemente no dedicaste mucho tiempo a preguntarte si realmente te lavas el pelo correctamente.

Cuidado previo al lavado

  • Desenreda tu cabello. Cepíllalo o péinalo suavemente para desenredarlo antes de mojarlo. El cabello mojado es más frágil y propenso a romperse. Para cabello rizado o con textura, usa un peine de dientes anchos para desenredarlo antes de ducharte.
  • Prueba un tratamiento con aceite. Aplicar un aceite natural como el de coco, argán o oliva en largos y puntas antes del champú crea una barrera protectora contra los limpiadores agresivos. Deja actuar el aceite durante al menos 10 minutos, o incluso toda la noche, para una nutrición profunda.

Durante el lavado

  • Usa la temperatura adecuada del agua. El agua caliente elimina los aceites protectores naturales del cabello, dejándolo seco y con frizz. En su lugar, usa agua tibia para lavar y enjuagar. Termina con un enjuague con agua fría para sellar la cutícula capilar y retener la hidratación.
  • Elige un champú suave. Busca champús que indiquen “hidratante” o “humectante” y que no contengan sulfatos agresivos, que pueden resecar el cabello. Para cabello muy seco o rizado, considera el “co-washing”, que significa lavar con un acondicionador limpiador en lugar de champú.
  • Concentra el champú en el cuero cabelludo. Es aquí donde se acumula la mayor parte de la grasa y los residuos de productos. Aplica el champú y masajéalo con las yemas de los dedos, dejando que la espuma se deslice por el cabello mientras enjuagas. Evita frotar las puntas delicadas.
  • Lava con menos frecuencia. La frecuencia ideal de lavado depende de tu tipo de cabello. Quienes tienen cabello seco o grueso suelen lavarse solo una o dos veces por semana, mientras que quienes tienen cabello fino o liso podrían preferirlo cada dos días.

Después del lavado y secado

  • Acondiciona correctamente. Siempre aplica un acondicionador enriquecido después del champú para hidratar y desenredar. Aplícalo de medios a puntas, donde la sequedad es más evidente, y deja que se absorba durante unos minutos antes de enjuagar.
  • Agrega una mascarilla de acondicionamiento profundo. Para una hidratación extra, usa una mascarilla de acondicionamiento profundo una vez por semana. Estos tratamientos están formulados para proporcionar hidratación y reparación intensivas.
  • Aplica un acondicionador sin enjuague. Después de secarte el cabello ligeramente con una toalla, aplica un acondicionador sin enjuague o un sérum hidratante sobre el cabello húmedo para retener la humedad y protegerlo del daño.
  • Seca el cabello suavemente. En lugar de frotarlo con una toalla áspera, seca el cabello con suavidad y exprime el exceso de agua con una toalla de microfibra o una camiseta vieja de algodón. Secarlo con una toalla áspera puede causar fricción, rotura y encrespamiento.
  • Seca al aire o a baja temperatura. Minimiza el uso de herramientas de peinado con calor, como secadores y planchas, ya que el calor excesivo es una de las principales causas de sequedad. Si debes usar calor, aplica un protector térmico y usa la temperatura más baja.

Cuidado capilar continuo

  • Duerme en una funda de almohada de seda o satén. A diferencia del algodón, la seda y el satén causan menos fricción en el cabello mientras duermes, lo que reduce los enredos y la rotura, y ayuda a retener la hidratación.
  • Recórtate el cabello regularmente. Programa cortes regulares cada pocos meses para eliminar las puntas secas y abiertas, que pueden ascender por el tallo capilar y causar más daño.

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