Puedes aprender a convertir los pensamientos negativos en positivos. El proceso es sencillo, pero requiere tiempo y práctica; después de todo, estás creando un nuevo hábito.
A continuación, te presentamos algunas maneras de pensar y comportarte de forma más positiva y optimista:
Identifica las áreas que debes cambiar. Si quieres ser más optimista y pensar más positivamente, primero identifica las áreas de tu vida en las que sueles pensar negativamente, ya sea el trabajo, tu viaje diario al trabajo, los cambios en tu vida o una relación. Puedes empezar poco a poco, centrándote en un área que puedas abordar de forma más positiva. Piensa en un pensamiento positivo para controlar el estrés en lugar de uno negativo.
Examínate. Periódicamente durante el día, detente y evalúa lo que estás pensando. Si descubres que tus pensamientos son principalmente negativos, intenta encontrar la manera de darles un giro positivo.
Sé abierto al humor. Permítete sonreír o reír, especialmente en los momentos difíciles. Busca el humor en los sucesos cotidianos. Cuando puedes reírte de la vida, te sientes menos estresado.
Lleva un estilo de vida saludable. Intenta hacer ejercicio durante unos 30 minutos casi todos los días de la semana. También puedes dividirlo en periodos de 5 o 10 minutos a lo largo del día. El ejercicio puede mejorar tu estado de ánimo y reducir el estrés.
Sigue una dieta saludable para nutrir tu mente y cuerpo. Duerme lo suficiente. Y aprende técnicas para gestionar el estrés.
Rodéate de personas positivas. Asegúrate de que quienes te rodean sean personas positivas y comprensivas, en quienes puedas confiar para que te den consejos y opiniones útiles. Las personas negativas pueden aumentar tu nivel de estrés y hacerte dudar de tu capacidad para gestionarlo de forma saludable.
Practica un diálogo interno positivo. Empieza por seguir una regla sencilla: No te digas nada que no le dirías a nadie más. Sé amable y anímate. Si un pensamiento negativo te invade, evalúalo racionalmente y responde con afirmaciones sobre lo bueno que tienes. Piensa en las cosas por las que estás agradecido en tu vida.
Si sueles tener una perspectiva negativa, no esperes convertirte en optimista de la noche a la mañana. Pero con la práctica, tu diálogo interno contendrá menos autocrítica y más autoaceptación. También podrías volverte menos crítico con el mundo que te rodea.
Cuando tu estado mental es generalmente optimista, eres más capaz de manejar el estrés diario de una manera más constructiva. Esta capacidad puede contribuir a los beneficios para la salud ampliamente observados del pensamiento positivo.

